- La característica principal de la vergüenza es que acaba afectando a la totalidad de la persona.

En principio, debemos saber, que la vergüenza es una emoción natural pero confusa que experimentamos alguna vez en la vida y merece ser recibida con cuidado y paciencia. En muchas ocasiones puede ser algo que se siente de forma puntual y sin mayores consecuencias pero en otras…, podría llegar a convertirse en una emoción tormentosa al punto de llegar a ponernos en la disyuntiva de creer que no somos lo suficientemente aptos, buenos para tal o cual cosa o para quien o quienes por tanto optamos por la retirada, o mejor, por no estar.
La vergüenza es una emoción filtro, que siempre está presente y nos permite de alguna manera que podamos mostrar cosas nuestras o expresarlas y en otras simplemente confinarlas y callar. En este contexto nos ocasiona el dolor de enterrar y ocultar lo que sentimos convirtiéndose en una de las emociones más difíciles de expresar o de darle visibilidad debido a que tiene la «habilidad» de hacerse crónica o perpetua si tratamos de silenciarla o esconderla ante los demás y/o ante nosotros mismos.
Somos una gran mayoría que lucha en su día a día con esta y otros tal vez ya no porque les ganó la batalla. Hasta cierto punto, la vergüenza es un regalo porque nos obliga a conocernos y nos impulsa a tener coraje y confianza en sí mismos para salir adelante. Pero en otras, puede llegar a convertirse en algo patológico y cuasarnos sufrimiento.
La vergüenza surge por el deseo de pertenencia, por el deseo de formar parte del grupo ya que somos seres sociales que si o si necesitamos a los demás para sobrevivir emocionalmente en donde el miedo a ser ridiculizados, al rechazo o la ira, a como me verán los demás puede lograr en muchos casos el surgimiento de pensamientos inútiles y destructivos y generalmente es cuando solemos decir u oir «soy un fracasado» «soy un intútil» «todos son mejores que yo» «mira mi cuerpo horroroso» entre otros..
“Una de las emociones más poderosas en el mundo es justamente la vergüenza y representa el miedo de que no somos lo suficientemente aptos o buenos”.
La vergüenza pretende ocultar algún defecto o acción nuestra que creemos que, si se viera, podría provocar rechazo y nos lleva a esconder nuestros fallos, o a caer en exceso de autocrítica para evitar o minimizar la crítica destructiva o el rechazo de los demás. Por tanto el objetivo central de la vergüenza es sentirnos fatal, escondernos o esconder lo que realmente sentimos, culpando a los demás en muchas oportunidades. Lo que trae mucho dolor haciendo difícil el poder mirar a los demás inclusive a uno mismo de lo «ridículo» que uno se puede llegar a sentir y como no se quiere experimentar ante los demás lo que sentimos esta se esconde a la espera que nadie más lo vea ni nosotros mismos pero tan pronto como nos encontremos en una situación similar, probablemente volveremos a sentir la vergüenza y nos cerremos de nuevo. Si bien cada uno tiene un mecanismo diferente para tapar o no permitir que alguien se entere que tenemos «vergüenza» algunos simplemente fingimos que no está o nos distraemos tan pronto como llega, o quizá nos convertimos en presumidos u orgullosos en un intento de contrarrestar su «maldad» demostrando lo bueno que somos, argumentando ideas o consejos que en realidad NO PREDICAMOS.
LA VERGUENZA: EMOCIÓN SOCIAL

Al decir que la vergüenza es la emoción que surge cuando valoramos nuestras acciones o a nosotros mismos como negativos, esto llevará a los demás a hacer juicios negativos sobre nosotros convirtiéndose en una emoción social llámese tímidez, bochorno etc.
Y es que pensar en el que dirán para muchos, es algo realmente terrible y puede crear ansiedad de hecho lo percibes en el malestar de quien lo tiene en su manera de hablar en su cambio de tono de voz, en su respiración por tanto y por cuanto tambien esta relacionada con la inseguridad y por ende con la baja autoestima.
Desde el punto de vista psicológico, visto de lado bueno esta podría ser un proceso de autorregulación de la personalidad en el que se distingue la observación de uno mismo es decir conociendo reconociendo nuestro comportamiento, el juicio al comparar nuestras acciones o comportamientos con el de los demás y los estándares que conocemos como correctos y aceptables por los demás y la auto respuesta que al final de esto podría ser:
- Positiva, si somos capaces de ver la realidad según los estándares y entender que realmente hemos hecho la labor mejor que estos estándares por tanto nos sentiremos hasta orgullosos de lo logrado lo que aumenta nuestra autoestima.
- Negativa, si no somos capaces de ver la realidad según los estándares y por tanto vemos que hemos hecho la labor peor que estos estándares creando por ende emociones negativas como la culpabilidad si sentimos que ese resultado puede perjudicar a otros o la verguenza el ridículo social.
Llegado a este punto, puedo afirmar que la vergüenza surge cuando creemos que actuamos peor que los demás de nuestro entorno. Y esta emoción o sentimiento de estár haciendo las cosas mal nos crea INSEGURIDAD, por lo cual generalmente quien lo experimenta vive buscando la APROBACIÓN, LA ACEPTACIÓN y la ESTIMA de las personas que le rodea, léanme bien: busca y si no lo halla en un lado irá por otro…. Por tanto, hablamos ya de personas con una baja autoestima, consciente para sí de esto pero su vergüenza o esta emoción es más grande en ella que buscará de ocultarlo socialmente siempre y como tal, siempre echará las culpas a los demás y su gran tormento es verla en el ridículo o ridiculizada «según se siente» y huirá de la gente más no de lo que en lo más interior de ella guarda..
Visto lo visto podría decirse que la vergüenza surge como respuestas para adaptarse al entorno ya que os aseguro que la vergüenza tiene un poderoso mecanismo de defensa evolutivo y de adaptación porque es quien nos indica lo que es correcto y aceptable dentro de la sociedad y nos permite asumir las reglas sociales como propias, de modo que cuando asimilamos las propias reglas de los grupos de pertenencia pasamos a formar parte de él como miembro de pleno derecho.
En muchos casos dar una opinión puede generar un sentimiento de vergüenza cuando sabemos que el resto opina diferente a uno, otro ejemplo es que la estética en la moda nos indica que las rayas horizontales en la ropa nos puede engordar más, pero yo soy gordita y concretamente busco disimular mi gordura no expandirla más justamente porque me quiero ver bien o mejor pero como los demás hablan de moda y de aceptación y yo velo por como yo realmente deseo sentirme difieriré de esa moda pero no lo diré justamente por vergüenza y por miedo al que dirán y en otra puede que sea el mismo ejemplo y no es que yo sea gorda pero no estoy de acuerdo con que todos usen ese diseño por lo que sé pero no lo digo para ser aceptada. En este ejemplo se puede apreciar que la vergüenza funcional como mecanismo de adaptación al grupo.
La vergüenza al ser natural se crea como medio de adaptación al entorno, sin embargo cuando se desborda o nos controla al punto de interferir en nuestra vida limitándonos es cuando nos referimos a esta como tóxica por ende patológica lo que da por resultado a algo totalmente perjudicial.
Muchas veces, esta emoción se puede vivir con mucha pena, angustia, malestar y/o dolor y cuando esto ocurre quien la siente asi se siente perdida o con mucha pena de sí misma (autocompasión) ya que se considera mucho peor que los demás. Una valoración de si misma negativa ya que se conjetura como indigna, defectuosa, imperfecto o peor en comparación con el resto de la sociedad. Sentimientos que al apoderarse de uno, nos vuelven cobardes al punto de ocultarnos para no participar además que no solo esta el miedo a mostrarnos a los demás sino a nosotros mismos como somos, escondiéndonos también de nosotros. Existiendo por ende un proceso en donde nos emitimos una serie de automensajes negativos como: «mi opinión no importa, no valgo para nada, lo que tengo que contar no va a gustar a nadie, se van a reír de mí, no podré nunca alcanzar mis metas, como él se va a fijar en mi o demasiado bonito para que sea cierto y se me de».
Obsesionarse con qué pensarán los demás de uno puede hacer que no disfrutes la vida como deberías.. viviendo en un torrente de sentimientos negativos que harán que no des el máximo de ti. La vergüenza patológica es un bucle desagradable en el que solo encuentras que piensas que no vas a gustar al resto de personas, por tanto tu autoestima se vea afectada, tu seguridad.. Y es que el bucle se vuelve a comenzar justamente por la falta de seguridad que te hace pensar que no vas a gustar al resto y esto generará de ser patológica: ansiedades y depresiones.
HACERLE FRENTE
Sanarse de la vergüenza ES POSIBLE no es tarea fácil, pero con constancia y atreviéndonos a salir de nuestra zona de confort podemos aprender a perder la vergüenza poco a poco, trabajando con ella para disminuir su protagonismo y hacerla desaparecer..
Lo primero es dejar de pensar en que dirán los demás y aceptarnos como somos con nuestras virtudes y defectos, asumiendo que pensar, sentir o actuar de forma diferente a los demás, no te hace para nada peor o inaceptable. No se debe por tanto dar valor a lo que piensen otras personas sobre nuestros actos. Así mismo la conciencia del cuerpo nos puede ayudar muchísimo porque puede convertirse en una forma segura de sostener y explorar la intensa experiencia de la vergüenza. Teniendo en cuenta la información anterior, te presento algunas claves para para superar la vergüenza:
La vergüenza normalmente viene acompañada de otros sentimientos, como la impotencia o la culpa. Siendo lo más usual que nos avergoncemos cuando nos damos cuenta de que no podemos hacer nada para reparar el “daño” infringido a nuestra imagen, luego aparece la rabia, que se puede manifestar bajo formas diferentes ya que hay quienes se enfadan consigo mismas y adoptan un comportamiento recriminador mientras otras culpan a los demás totalmente e incluso desean vengarse.
No obstante, tanto si la rabia se dirige hacia nosotros como si se canaliza hacia los demás, debemos tener claro que esta emoción siempre termina dañándonos. Cuando experimentamos vergüenza nuestra autoestima sufre las consecuencias y no es extraño que surjan cuadros depresivos o que se instauren determinadas fobias sociales que limitarán nuestra vida, ya sea en el plano personal o profesional.
- Comparte lo que sientes, estrategia muy eficaz para aprender a manejarlas, sobre todo cuando se trata del miedo a sentirse avergonzado. Mientras hablas de la experiencia la vas reestructurando en tu mente, le atribuyes otro significado y logras valorarla en su justa dimensión.
- Localizar la situación a partir del cual comenzó, ya que nos proporcionará información sobre en qué momentos sufrimos y nos exigimos más. Punto de inicio clave para comprender la profundidad de nuestra herida, que no es otra que la traición a uno mismo y la vivencia de creer haber fallado a los demás.
- La aceptación, teniendo en cuenta que la vergüenza es natural, que lo puede sentir todo el mundo, no se debe tener miedo de sentirla. Por ejemplo sonrojarnos o sentir vergüenza cuando cometemos algo inocente o conocemos a alguien que nos llega como un dardo de cupido es normal.
- Dejar de lado el que dirán.. en el sentido de no pensar que necesariamente tiene que ser negativa por ser tu diferente o mostrarte diferente. Si debemos aceptar que puede ocurrir que alguien lo pueda ver como algo negativo y es normal porque no necesariamente le tenemos que gustar a todo el mundo por tanto debes estar preparado y ser tolerante con ello.
- Aprender a identificar que te provocan la vergüenza, tener plena conciencia de esto hará que sea más fácil hacerle frente por ende disminuir esta emoción, podemos estar menos atrapados en la vergüenza la próxima vez que la experimentemos y tendremos la habilidad de ver cuándo se va a producir y el/los motivos que la alimentan.
- No busques ser perfecto, si bien la vergüenza es autocrítica y surge cuando creemos que tenemos que ser mejores que nuestros estándares. Intentar no ser perfectos puede ayudarnos para no irnos comparando, simplemente mostrarnos tal como somos es lo importante y que se nos aprecie por lo que somos no por q quien busquemos imitar.
- No te avergüences de tu vergüenza. Sentir vergüenza no te hace inferior. Si reconoces tu vergüenza y la aceptas ya no tendrás que gastar energía en intentar que los demás no se den cuenta de que cómo estás sintiéndote.
- Creer en tí, aquí entra en juego la asertividad que nos ayuda a mostrarnos seguros y convincentes en donde el lenguaje no verbal es importante. Si tu no crees en ti date la oportunidad de ser quien eres de la misma forma como se la das a los demás.
- Tratar de vencer la vergüenza de forma sistemática, es decir trata de vivir situaciones (enfrentarlas) que te provoquen verguenza de menos a más, analizándo las situciones y las respuestas a estas.
- Desinhíbete. El teatro terapéutico o la risoterapia son actividades que pueden ayudar a desinhibirte e ir perdiendo la vergüenza.
- Buscar ayuda, si ves que esta emoción te va limitando y no puedes desempeñarte con normalidad pide ayuda profesional.
- Explorar tus emociones, aquí tu cuerpo es una poderosa forma de explorar las más difíciles como la vergüenza y apenas ésta aparezca, preguntate: ¿Dónde siento esto en mi cuerpo? ¿Qué sensaciones estoy sintiendo exactamente, calor o frio, rígidez en la cara, tensión en el vientre, entumecimiento, desconección de mi cuerpo?¿y mientras suceden y observo estas sensaciones se mantienen iguales o cambian con el tiempo? La curiosidad y la claridad al explorar nuestras sensaciones corporales es un tipo de masaje que ayuda a aliviar la vergüenza.
- Mírate desde fuera, buena técnica que consiste en verte como si fueses un observador externo, de esta forma lograrás distanciarte de las emociones negativas que estás experimentando, serás más amable contigo mismo y, como resultado, la vergüenza pasará con mayor rapidez.
- La suceptibilidad para avergonzarnos, puede ser muy útil. Tomarnos algunos momentos en nuestra vida diaria para expresarnos gratitud por el bien que hemos hecho, son pensamientos que nos recuerdan el bien que vemos en nosotros mismos. Práctica que cultiva nuestra inteligencia y cualidades de calidez y bondad, permitiendo mantener nuestra felicidad y bienestar y hacernos más resistentes a la vergüenza.
- Redefine tu jerarquía de intereses. Normalmente se siente vergüenza en aquellas situaciones que consideramos importantes. Si consideras que la inteligencia es un valor fundamental, es probable que te avergüence salir mal en los exámenes.. por tanto, si sientes demasiada vergüenza en determinadas circunstancias, es recomendable que analices la vara con la cual te estás midiendo, quizás estás siendo demasiado duro contigo mismo y necesitas una dosis de flexibilidad.
- Escucharnos lo que realmente estamos pidiendo cuando nos sentimos así, atrapados en la vergüenza es la dignidad de poder permitirnos explorar lo qué sentimos, tocando la herida de «maldad» o «injusticia» sin cerrarnos, siendo capaces de restaurar nuestra dignidad, dandonos permiso a nuestra vergüenza para que nos muestre aquello que debe ser incluido y acogido de nuevo en nuestro corazón.
- Un ejercicio muy poderoso para hacernos visibles es ponernos frente a un espejo, observarnos sin tener en cuenta todo aquello que creemos que piensan los demás sobre nosotros. ¿Qué vemos? ¿Cómo somos? ¿Cuáles son nuestras cualidades? ¿Qué necesita la persona que estamos viendo? La idea es liberarnos de las expectativas, que no son mas que trampas mentales que nos impiden ser nosotros y ganar en seguridad.
- Entender que No somos mejor ni peor que nadie y compararnos tampoco es la solución, sino reconocer y sentirnos válidos.
En resúmen..

El sentimiento de vergüenza se puede enfocar como el enfrentamiento entre dos partes de nosotros mismos: por un lado, nuestro “yo avergonzador” (el diablito) y nuestro “yo avergonzado” (el angelito). Siendo más fácil de identificar al angelito que al diablito de ahi la importancia de la identificación de este y de desinindetificarlo.
La vergüenza es ese miedo a ser, a mostrar lo que uno es, por tanto, experimentar esta emoción implica una falta de respeto y tolerancia a uno mismo, por ende una baja autoestima fruto de estar en un segundo plano. Por consecuencia se esta envuelta en un filtro negativo de autodesprecio percibiéndose como frágil o enganándose con decir ser muy sensible a la vez que se enfada por ello.
He mencionado que la vergüenza puede ser natural o patológica dependiendo de las consecuencias que genere. Socialmente se califica como algo negativo y se liga a sentimientos negativos, según los sinónimos de esta palabra (humillación, deshonra, infamia, ultraje, indecencia, degradación, torpeza, escándalo). Sin embargo muchas veces es algo normal y natural (dependiendo el cómo).
La vergüenza es una profunda emoción social y encontrar un espacio en el que nos sintamos lo suficientemente seguros/as para expresar nuestra vergüenza, puede ser increíblemente útil. Hallar un profesional que nos ayude o alguien cercano en quien confiar o un grupo que nos proporcine ese apoyo. No debemos subestimar el tiempo que se puede tomar el sentirse lo suficientemente cómodo con los demás para abrirse, es parte natural del proceso que esto se tome su tiempo, lo importante es empezar a curarnos cuando somos capaces de respetar esto. No buscar purgarnos de nuestra vergüenza, pero podemos mostrar nuestra intención de compartir y expresar el dolor de una manera que nos honre y restaure nuestra dignidad inherente. Recuerda que una de las claves para perder la vergüenza es aceptar que todo el mundo puede sentirla.
Cuando se conoce a alguien suele ser natural sentir miedo y vergüenza ya sea porque no sabemos nada acerca de su persona. Por lo tanto, sentir miedo y vergüenza no tiene porqué ser siempre patológico. Por tanto, la vergüenza es algo natural, aunque si te limita en la vida diaria puede convertirse en patológico. Si no puedes controlar esta emoción pedir ayuda porque suele suceder que con los miedos y las vergüenzas se presenten cosas inesperadas y divertidas, las oportunidades y los encuentros insospechados.
Tener el coraje de cuidar la vergüenza, es descubrimos nuestra dignidad y nuestra capacidad de vivir con más entusiasmo como seres humanos desordenados, imperfectos y amables.
La vergüenza nos lleva a esconder nuestros fallos, o a caer en exceso de autocrítica para evitar o minimizar la crítica destructiva o el rechazo de los demás. La persona que la siente experimenta un gran malestar al negarse a sí misma e intentar adaptarse a las expectativas de los demás preocupándose de:
- ¿Qué van a pensar de mí si explico realmente como me siento?”
- “Espero que no me pregunten, lo pasaría fatal si tuviese que responder delante de todos”
- “Soy incapaz de hablar ante un gran público, me pongo demasiado nervioso”
Por tanto las personas que tienen en su vida a la vergüenza…

- Tienen como núcleo de su vida a la vergüenza se niega a sí misma para adaptarse a lo que creen que se espera de ella.
- Evitan destacar
- Huyen de cualquier momento en el que se pueda llamar la atención
- Rechazan invitaciones a opinar o realizar determinadas actividades (Mecanismos desarrollados por esta emoción)
- La vergüenza desea que nos volvamos invisibles y para ello, es capaz de poner en marcha mil y una estrategias
- la persona que experimenta vergüenza vive atemorizada por el miedo a que los demás descubran sus debilidades, que no son otras que ser ella misma.
- No se sienten cómodos en la propia piel.
- No se reconocen
- Recorren el camino de la desconfirmación sobre lo que uno es de manera progresiva, apagando poco a poco la iniciativa de querer ser peón de sí mismos.
- Quien experimenta la vergüenza, pone en manos de los demás la valoración de sí mismo
- Solo es capaz de verse a través de las miradas ajenas.
- Vive hacia afuera, pensando en el qué dirán.
- Experimentan la ansiedad, taquicardias, sudores etc. cada vez que percibe que no es apropiado y desconectado de su interior.
- Su escenario está repleto de sufrimiento y exigencia y lo suele decir
El origen de la vergüenza suele encontrarse en una experiencia en la que se sintió o le hicieron sentir que no fue correcta, que no se comportó como debía y que en definitiva, su comportamiento no fue normal o que su cuerpo no es el deseado. quedando de esta manera marcado, evitando a toda costa ser imperfecta o que al menos los demás la consideren así. Es tanto el miedo de quien vive con la vergüenza que, a veces, el bloqueo surge como defensa para protegerla, suelen estar siempre a la defensiva a la vez que se sumerge en un profundo estado de frustración por lo que la tolerancia a esta es cero, aunque pretendan disimularlo, todo por no llegar a ser la persona en la que desean convertirse. Y cuando es descubierta o cree serlo huirá adonde sea aceptada por lo que disimula ser.
Tener vergüenza implica experimentar emociones como la culpa y el miedo y por otro, mecanismos como la perfección y el control para superar el sentimiento de inadecuación. El problema es que más allá de ayudar suponen todo lo contrario: una obstaculo a la hora de crecer y evolucionar.
La vergüenza no solo está vinculada a la transgresión de ciertas normas sociales, también depende de las características de personalidad ya que quienes tienen una autoestima sana y se saben valorar de forma adecuada suelen sentir menos vergüenza o al menos esa sensación es más pasajera y mucho menos traumática. Por lo tanto, queda claro que la vergüenza es una emoción selectiva, determinada por la educación que hemos recibido y las normas sociales que compartimos pero, también inciden nuestras características de personalidad y la importancia que le brindemos al hecho en cuestión.
Hay personas que pueden sentirse profundamente avergonzadas si cometen un error y otras simplemente corrigen el lapsus y pasan página sin experimentar bochornos.
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